El acné es una afección cutánea crónica que ocurre cuando los folículos pilosos de la piel se obstruyen con sebo (aceite) y células muertas. Esta acumulación puede desencadenar inflamación, infecciones bacterianas y diversas lesiones cutáneas, como espinillas, puntos negros o quistes. Aunque el acné es común en adolescentes debido a los cambios hormonales, también puede afectar a adultos, especialmente en mujeres, por fluctuaciones hormonales asociadas al ciclo menstrual, el embarazo o el uso de anticonceptivos.
El acné suele aparecer en áreas con mayor densidad de glándulas sebáceas, como la cara, el pecho, la espalda y los hombros. Esta condición puede variar en severidad, desde casos leves hasta formas más graves que pueden dejar cicatrices permanentes.
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Índice de contenidos
Mecanismo de producción del acné
El acné se desarrolla a través de un proceso multifactorial, donde intervienen cuatro mecanismos principales:
- Hiperproducción de sebo: Las glándulas sebáceas, estimuladas por hormonas andrógenas, producen exceso de grasa. Este sebo puede combinarse con células muertas y formar un tapón que bloquea el folículo piloso.
- Queratinización anormal: Las células del folículo no se desprenden adecuadamente, lo que contribuye a la formación de un tapón en el poro.
- Colonización bacteriana: La bacteria Cutibacterium acnes (anteriormente conocida como Propionibacterium acnes), que normalmente reside en la piel, aprovecha el ambiente bloqueado y graso del folículo. Esta bacteria descompone el sebo en ácidos grasos irritantes, lo que desencadena una respuesta inflamatoria.
- Inflamación: La reacción del sistema inmune a la presencia de bacterias y la descomposición del sebo produce inflamación, lo que resulta en enrojecimiento, hinchazón y la formación de lesiones dolorosas.
Tipos de lesiones de acné
El acné puede manifestarse de varias formas, dependiendo de la gravedad de la obstrucción folicular y el grado de inflamación. Las principales lesiones del acné son:
- Puntos blancos (comedones cerrados): Ocurre cuando el folículo bloqueado se mantiene cerrado por la piel.
- Puntos negros (comedones abiertos): La obstrucción del folículo está abierta a la superficie y la melanina se oxida, dándole su color oscuro.
- Pápulas: Lesiones pequeñas, elevadas, rojas y sin pus, que representan inflamación temprana.
- Pústulas: Similar a las pápulas, pero con pus en la parte superior debido a la acumulación de células blancas en respuesta a la inflamación.
- Nódulos: Lesiones grandes, dolorosas y profundas en la piel, que pueden causar daño tisular.
- Quistes: Lesiones inflamatorias más graves, llenas de pus, que se encuentran profundamente en la piel y que, a menudo, dejan cicatrices.
Tipos de acné
El acné se clasifica en diferentes tipos, según la gravedad y las características de las lesiones:
- Acné comedoniano: Se caracteriza principalmente por la presencia de comedones abiertos (puntos negros) y cerrados (puntos blancos). Suele ser leve y no presenta inflamación significativa.
- Acné inflamatorio: Aquí predomina la aparición de pápulas y pústulas inflamatorias. Es una forma más grave que el acné comedoniano, ya que la inflamación puede extenderse y afectar capas más profundas de la piel.
- Acné quístico o nódulo-quístico: Es una forma severa de acné en la que los nódulos y quistes profundos se desarrollan. Puede causar cicatrices permanentes y dolor considerable.
- Acné conglobata: Este es uno de los tipos más graves de acné, caracterizado por la formación de nódulos grandes y conectados por fístulas, así como quistes y abscesos. Afecta grandes áreas de la piel y es más común en hombres.
- Acné fulminante: Es una forma rara y extremadamente severa, que generalmente ocurre en varones adolescentes. Se presenta con fiebre, dolor en articulaciones, y lesiones inflamatorias graves, acompañadas de síntomas sistémicos.
Tipos de tratamientos para el acné
El tratamiento del acné depende de su gravedad y puede incluir una combinación de terapias tópicas, orales y procedimientos especializados. A continuación, se describen los principales tratamientos:
Tratamientos tópicos:
- Peróxido de benzoilo: Un agente antibacteriano y exfoliante que ayuda a reducir las bacterias y destapar los poros.
- Retinoides tópicos: Ayudan a prevenir la obstrucción de los poros al aumentar la renovación celular. Incluyen tretinoína, adapaleno y tazaroteno.
- Antibióticos tópicos: Como la clindamicina o eritromicina, que ayudan a reducir la inflamación y la proliferación bacteriana.
- Ácido salicílico: Exfoliante que ayuda a descomponer las células muertas y reduce la inflamación.
Tratamientos orales:
- Antibióticos orales: Como la tetraciclina, doxiciclina o minociclina, que se usan para reducir la inflamación y controlar la bacteria Cutibacterium acnes.
- Anticonceptivos orales: Utilizados en mujeres para regular los niveles hormonales que afectan la producción de sebo.
- Isotretinoína (Accutane): Un derivado de la vitamina A que se usa para el acné severo y resistente a otros tratamientos. Reduce el tamaño de las glándulas sebáceas y disminuye la producción de sebo.
Procedimientos:
- Limpieza facial profesional: Tratamiento en el que un dermatólogo elimina manualmente los comedones.
- Peelings químicos: Utilizan ácidos (como el ácido glicólico) para exfoliar las capas superficiales de la piel.
- Terapia con láser o luz pulsada: Ayuda a reducir las cicatrices de acné y a controlar la inflamación.
- Inyecciones de corticoides: Para reducir el tamaño y dolor de los nódulos y quistes inflamados.
El acné es una afección multifactorial que puede variar desde formas leves, como el acné comedoniano, hasta formas severas, como el acné quístico o conglobata. Si bien no es una enfermedad grave, puede afectar la calidad de vida y la autoestima, por lo que es importante buscar atención médica para evitar complicaciones.