Podemos describir la agudeza visual, de forma coloquial, como aquella capacidad que tiene nuestro sistema visual de reconocer objetos de forma nítida. Su medición es de vital importancia, ya que un déficit puede afectar a numerosos aspectos de nuestro día a día. Por ello, una de las pruebas más comunes que suelen realizarnos desde que somos pequeños es la medición de la visión. Continúa leyendo para saber más sobre este concepto y recuerda que puedes especializarte en el sector con nuestro Máster experto en Óptica y Optometría.
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La importancia de la agudeza visual
La visión nos permite interaccionar con nuestro entorno de una forma sencilla y segura, respondiendo ante el mismo de una determinada manera. Por ello una correcta agudeza visual es tan importante, porque nos ayuda a mantener nuestra calidad de vida. Además, es imprescindible, por ejemplo, a la hora de obtener el permiso de conducir. También en otros aspectos de nuestra vida, como el aprendizaje o el desarrollo de actividades físicas.
¿De qué factores depende?
La agudeza visual no solo refleja el correcto funcionamiento de nuestros ojos, sino que también nos permite saber en qué estado se encuentra la corteza visual y la vía óptica. Entre los factores que afectan directamente la medición de la agudeza visual encontramos diferentes tipos:
- Factores físicos, como por ejemplo las condiciones y lugar en el que se realizan las mediciones.
- Factores fisiológicos, como por ejemplo las propias características ojo de cada uno de nosotros, la motilidad ocular, o diferentes patologías que afectan o influyen directamente a la visión.
- Factores psicológicos, como por ejemplo la edad del paciente o su estado de ánimo.
¿Por qué disminuye y cómo se mide la agudeza visual?
Existen diferentes escalas para medir la agudeza visual. Como veíamos anteriormente, hay diversos factores que afectan al resultado como la edad o las condiciones de la consulta. Las escalas pueden ser modificadas en ocasiones especiales como por ejemplo en aquellas ocasiones en las que los pacientes sufran algún déficit cerebral o cualquier otro tipo de alteración neuronal. Los test más populares que utilizan los profesionales para medir la agudeza visual son:
Test de Snellen
Diseñado en el siglo XIX por el médico holandés Hermann Snellen. En esta prueba, el paciente es situado a una distancia de 6 metros con respecto a la pizarra. Con el fin de poder evaluar cada ojo por separado, el oftalmólogo u optometrista coloca una gafas sin lentes al paciente. En dichas gafas un ojo es tapado con el fin de que el paciente pueda centrar toda su atención en el otro ojo. Se trata de que el paciente vaya diciendo en voz alta las letras que aparecen en las diferentes filas de la pizarra. Las letras se van reduciendo progresivamente de arriba a abajo y el resultado se dicta según las filas que el paciente haya sido capaz de visualizar correctamente de principio a fin.
Test de Landolt
También conocido como el test C de Landolt, fue creado por el oftalmólogo Edmund Landolt. En esta prueba, el paciente tiene que identificar anillos que presentan una apertura. Al igual que en el Test de Snellen, los anillos van disminuyendo progresivamente. Se trata de que el paciente identifique dónde se encuentra la apertura de los anillos circulares.
Test de contraste
El dispositivo más utilizado para probar la sensibilidad de contraste es la tabla de Pelli Robson. La pizarra es muy similar a la del test de Snellen. Sin embargo, en lugar de disminuir el tamaño de las letras, lo que disminuye es el contraste de las mismas.